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El Real Madrid escribió otra página épica en su historia al vencer al Manchester City en su estadio por 2-3, un resultado que resonará en los corazones de los aficionados y quedará grabado como una de las grandes hazañas en la mítica Casablanca del fútbol mundial. Sin embargo, esta victoria es solo el primer capítulo de una batalla que deberá revalidar la próxima semana en el Santiago Bernabéu, donde luchará por lograr su clasificación a los octavos de final de la UEFA Champions League.
En un partido que parecía perdido, el Madrid demostró su carácter y capacidad de reacción. Al minuto 80, la situación era sombría: 2-1 en contra, con un doblete del temido Erling Haaland y solo el empate transitorio de Kylian Mbappé en el horizonte. Pero justo cuando el tiempo se evaporaba, la magia hizo acto de presencia en forma de goles de Brahim Díaz y Bellingham. De esta forma, los blancos se marcharon con ventaja a la vuelta de los playoffs, un pesadilla convertida en sueño que les otorga una inusitada ventaja en la eliminatoria.
Esta victoria no solo es notable por el resultado en sí, sino también porque marca un hito importante: es la primera vez que los merengues ganan en el Etihad Stadium en el tiempo reglamentario. En la temporada anterior, en semifinales de la Champions, había logrado el triunfo también, pero solo desde el punto penal. Este hecho enmarca aún más la grandeza del triunfo, pues el Real Madrid ha cruzado la barrera de lo que parecía una maldición, sacudió los muros del estadio inglés y demostró que el pasado no determina el presente.
Ahora bien, el duelo adquirió un matiz especial al convertirse en otra piedra en el camino de Josep Guardiola. Un dato curioso surgió: el periodista especializado en estadísticas, MisterChip, reveló que “el Real Madrid es el único rival en la carrera de Guardiola que le ha ganado, en su propio estadio, con todos los equipos a los que ha entrenado: Barcelona, Bayern Múnich y Manchester City”. Este dato no solo resalta la peculiaridad de la victoria, sino que también establece un paralelismo entre el piso de la historia del entrenador y la grandeza del club español.
¿Quién no recuerda los ecos de la última vez que el Madrid salió triunfante en el campo del eterno rival catalán? Esta victoria evoca el pasado, ya que fue en abril de 2012 cuando los de la capital se llevaron un triunfo clave en el Camp Nou (1-2) durante la 35ª jornada de LaLiga. Ese día, el Real Madrid se llevó los tres puntos gracias a los goles de Sami Khedira y Cristiano Ronaldo. Así, comenzó a gestarse una rivalidad que, este martes 11 de febrero de 2025, alcanzó un nuevo clímax en el Etihad, donde volvieron a demostrar su capacidad para brillar en los momentos más críticos.
En la memoria reciente, los aficionados seguramente recordarán también la gloriosa noche de la segunda ocasión que lograron vencer a Guardiola en su propio terreno. Fue en la vuelta de las semifinales de la UEFA Champions League, cuando Carlo Ancelotti dirigió a un equipo que dio una de las mejores versiones de su futbol, aplastando al Bayern de Múnich con un contundente 4-0, donde dobletes de Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo sirvieron para culminar la épica y llevarse la tan ansiada Décima Copa de Europa.
Pero volvamos al presente, donde este 3-2 ante el Manchester City ha dejado un eco inconfundible en la historia moderna del fútbol. Con cada victoria, el Real Madrid cimenta su leyenda y refrenda su estatus como uno de los clubes más temidos y respetados del continente. Esos minutos finales del encuentro son un testimonio del poderío mental y la calidad técnica de un equipo que nunca se da por vencido, aun cuando el reloj parece estar en su contra.
Brahim Díaz y Jude Bellingham son los nombres que iluminan este triunfo. El español, con su juventud y desparpajo, se suma a la historia dorada del club, mientras que Bellingham, nuevo en la plantilla, ya ha comenzado a dejar su impronta, recordándole a todos que la nueva sangre puede ser tan valiosa como la veteranía.
El camino hacia los octavos de final no solo se mide en números, sino que simboliza la batalla incesante de un club que jamás se rinde. La próxima semana, en el calor de su estadio, el Madrid deberá mostrar que este triunfo fue solo un adelanto de lo que son capaces de lograr. La vuelta promete ser un espectáculo vibrante, lleno de pasión y emoción, un verdadero festín futbolístico que los aficionados no se querrán perder.
Así, mientras se preparan para la última etapa de esta eliminatoria, la afición blanca guarda la esperanza de que su equipo siga sumando victorias en su camino hacia la conquista de la Champions. Vientos de gloria soplan en el aire, y el Santiago Bernabéu podrá unirse una vez más en un canto de guerra, en la búsqueda de un nuevo sueño, el que conduce a la gloriosa Decimocuarta. Todo está por decidirse, y el Real Madrid siempre está dispuesto a dejar su huella imborrable en la historia del fútbol.
