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En la última década, Osasuna ha recorrido un camino lleno de altibajos, desde el borde de la disolución hasta alcanzar la gloria de una final de la Copa del Rey. En 2014, un cabezazo en el minuto 96 les salvó del descenso al tercer nivel, un momento que se convirtió en un símbolo de su lucha y determinación. Nueve años después, se encontraron compitiendo contra el Real Madrid en una final, un testimonio del increíble viaje que han realizado. Este regreso a La Liga fue considerado un milagro, y la emoción de sus aficionados fue palpable, incluso cuando la película que documentó su historia dejó fuera un segundo de fútbol debido a los derechos de televisión.
Un viaje lleno de emociones
El antiguo gerente general Fran Canal se refiere a las personas que llevaron al club a su situación crítica como «delincuentes». Sin embargo, los cinco años que siguieron a su regreso a la primera división fueron los más felices de su vida. La derrota en la final de la Copa fue solo un detalle anecdótico en la celebración de Osasuna, que significa «salud» en vasco. El recuerdo de su objetivo, un cabezazo de Ante Budimir, sigue vivo en la memoria de los aficionados, quienes incluso afirmaron tener más seguidores en Sevilla que el propio Real Madrid.
Un cambio de entrenador y nuevos desafíos
Diez meses después de la final, la situación se tornó complicada. En agosto de 2023, el Club Brugge eliminó a Osasuna en los play-offs de la liga de la conferencia, un «cubo de agua fría» para el equipo. En marzo de 2024, Jagoba Arrasate, el entrenador que había llevado al club a su éxito reciente, anunció su salida tras siete años. El presidente Luis Sabalza expresó que se sentía «destruido» por la situación. A pesar de haber terminado cómodamente en el puesto 11, el club había perdido cinco de sus seis partidos posteriores a la eliminación, lo que generó preocupación entre los aficionados.
La identidad de Osasuna
Ante Budimir, el delantero del equipo, reflexiona sobre la singularidad de Osasuna. «Es el único club en Navarra. La gente apoya a Osasuna, no a otros equipos, y tienen una identidad muy especial», explica. A pesar de su imponente estatura de 1.90 metros, Budimir es conocido como «El Cisne», un apodo que refleja su carácter amable y su conexión con la comunidad. La atmósfera familiar se siente en cada rincón de Pamplona, donde los aficionados se involucran activamente con el club, incluso permitiendo que los jugadores de la Academia entrenen junto a los profesionales.
La importancia de la continuidad
El nuevo entrenador, Vicente Moreno, se enfrenta a un gran desafío. Con un equipo que ha sido moldeado por su predecesor, debe encontrar la manera de mantener la esencia de Osasuna mientras busca resultados. «El fútbol es muy volátil y no podemos separar el trabajo de los resultados», dice Moreno, quien sabe que debe ganarse la confianza de los jugadores y los aficionados. La transición no es fácil, pero la humildad y el trabajo duro son clave para su éxito.
Expectativas y realidades
A pesar de haber alcanzado la gloria en la Copa del Rey y de haber disfrutado de una buena posición en la liga, Canal enfatiza que la prioridad es mantener los pies en la tierra. «Lo primero para nosotros es tener los pies en el suelo. El objetivo es la supervivencia», afirma. Con un presupuesto limitado, el club ha logrado mantenerse en la categoría, pero la presión por mejorar es constante. «Si un año terminamos sextos, estaré muy orgulloso, pero nuestro lugar está ahí», señala Javier, un aficionado optimista.
La conexión con los aficionados
El ambiente familiar de Osasuna se refleja en la conexión que los jugadores tienen con sus seguidores. Cada martes, un jugador del primer equipo dedica tiempo a ayudar a los jóvenes de la Academia, fomentando un sentido de comunidad que es difícil de encontrar en otros clubes. La ciudad de Pamplona, con su rica historia y su vibrante cultura, proporciona un telón de fondo perfecto para el crecimiento del club y su identidad.
Mirando hacia el futuro
Osasuna ha sobrevivido a momentos difíciles y se encuentra en una posición envidiable tras su reciente éxito. Sin embargo, la historia del club está lejos de terminar. «El objetivo prioritario es muy claro: supervivencia. Desde allí, soñamos», dice Moreno. Cada partido es una nueva oportunidad para demostrar su valía, y la pasión de los aficionados sigue siendo un motor vital para el equipo.
La historia de Osasuna es un recordatorio de que, en el fútbol, los caminos pueden ser impredecibles. Desde la lucha por evitar el descenso hasta la búsqueda de la gloria en la Copa del Rey, el club ha demostrado que la perseverancia y la unidad pueden llevar a grandes logros. Con un futuro incierto pero prometedor, Osasuna continúa siendo un símbolo de esperanza y resiliencia en el mundo del fútbol.