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Diego Martínez asumió el mando de Las Palmas en octubre de 2024 con un desafío monumental. El equipo se encontraba en una situación crítica en la base de La Liga, tras haber acumulado nueve partidos sin victoria. Los seguidores de Los Amarillos estaban desanimados y necesitaban un cambio radical para evitar el descenso.
Un cambio de rumbo necesario
La llegada de Martínez fue vista como una luz de esperanza. Bajo la dirección anterior de Luis Carrion, Las Palmas había luchado con un enfoque táctico confuso que no lograba conectar con los jugadores. El equipo se mostraba vulnerable, especialmente en el último tercio del campo, donde las oportunidades de ataque se desvanecían. Con Martínez al mando, el objetivo fue claro: revitalizar el juego y recuperar la confianza de los jugadores.
Un nuevo enfoque táctico
Martínez llegó con una visión clara sobre cómo debía jugar su equipo. «Deseo que el equipo, aunque respetando su esencia, pudiera jugar con diferentes sistemas en un juego», declaró al inicio de su gestión. Este enfoque moderno se tradujo en un estilo de juego que priorizaba la creación de superioridades numéricas en cada área del campo. Las Palmas comenzó a construir desde atrás, con una línea defensiva que se posicionaba de manera profunda, permitiendo que el doble pivote en el centro del campo se alineara con los laterales, formando una estructura de 2-4.
La importancia del centro del campo
Uno de los pilares del nuevo sistema fue la combinación de Dario Essugo y Kirian Rodríguez en el centro del campo. Essugo, un mediocampista proveniente del Sporting de Lisboa, se destacó por su capacidad defensiva, posicionándose entre el 13% de los mejores en la liga en contrastes y en el 3% superior en intercepciones. Su impresionante tasa de pases completados del 87% lo convirtió en el ancla perfecta para el equipo. Por su parte, Kirian aportó dinamismo, clasificándose entre el 12% superior en pases progresivos, lo que le permitió jugar entre líneas y ser un enlace crucial en el ataque.
El papel de los extremos
El ala Alberto Moleiro, conocido por su exuberancia, también encontró un nuevo propósito bajo la dirección de Martínez. Aunque su producción goleadora había sido limitada, el nuevo esquema le permitió explotar su potencial. En lugar de ser un jugador aislado, Moleiro se convirtió en parte integral de la creación de triángulos en el campo, facilitando la circulación del balón y generando espacios para sus compañeros. Su capacidad para atraer defensores y crear oportunidades fue clave en la transición ofensiva del equipo.
La amenaza de Sandro Ramírez
Sandro Ramírez, el máximo goleador de Los Amarillos, encontró su lugar en el flanco derecho del ataque. Su habilidad para recibir el balón y revertir hacia el centro fue fundamental para abrir espacios en la defensa rival. Con siete goles en la temporada, su contribución no solo fue en términos de anotaciones, sino también en su capacidad para desbordar y crear oportunidades para sus compañeros. La combinación de Ramírez y Moleiro en las bandas se convirtió en una de las principales amenazas ofensivas de Las Palmas.
Desafíos defensivos
A pesar de la mejora en la ofensiva, Las Palmas enfrentó serios problemas defensivos. Con una de las peores estadísticas de goles en contra de la liga, el equipo mostró vulnerabilidades en su estructura defensiva. El sistema de presión de Martínez, aunque efectivo en la creación de oportunidades, también dejaba expuestas áreas críticas. La falta de solidez en la defensa llevó a que el equipo permitiera un alto número de cruces, lo que se tradujo en numerosas ocasiones para los rivales.
Un futuro prometedor
A pesar de los desafíos, la llegada de Martínez ha traído un aire fresco a Las Palmas. La transformación del equipo es evidente, y los aficionados comienzan a vislumbrar un futuro más brillante. Con un enfoque táctico renovado y una plantilla que empieza a comprender su rol, Las Palmas está en camino de salir de la zona de descenso. La clave será mantener la consistencia en el rendimiento y seguir trabajando en la solidez defensiva.
La pasión por el fútbol en Las Palmas está más viva que nunca. Con cada partido, los seguidores sienten que su equipo está en una trayectoria ascendente. La combinación de talento joven y experiencia, junto con la dirección de Martínez, promete un emocionante capítulo en la historia del club. ¿Podrán Los Amarillos superar los obstáculos y lograr la permanencia en La Liga? Solo el tiempo lo dirá, pero sin duda, el viaje está lleno de emoción y esperanza.