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La planificación deportiva del Real Madrid para el próximo curso continúa avanzando con pasos calculados, aunque en algunos frentes empiezan a surgir dudas que no estaban en el guion inicial. Mientras tanto, en los despachos de Valdebebas se preparan para acometer la operación más compleja del verano: la búsqueda del nuevo mediocentro que herede el legado de Luka Modric y Toni Kroos.
Durante semanas, se dio por hecho que Álvaro Carreras, prometedor lateral izquierdo del Benfica y formado en La Fábrica, era el siguiente paso natural en la hoja de ruta de fichajes. Con solo 22 años, el jugador no ha ocultado su deseo de regresar al club blanco, pero, sorprendentemente, el interés del Real Madrid parece haberse enfriado. Desde Lisboa, incluso comienzan a asumir que el futbolista podría permanecer en el club encarnado.
Con un precio tasado entre 40-50 millones de euros, la operación por Carreras está repleta de matices. Más allá del precio, el Manchester United mantiene una opción de compra prioritaria de 18 millones, cifra que el Benfica deberá abonar al club inglés en caso de venta. Esto significa que casi la mitad del traspaso iría directamente a Old Trafford, complicando aún más la situación para cualquier club interesado, incluido el Real Madrid.
El Benfica, por su parte, estará ocupado este verano con el Mundial de Clubes, lo cual añade una capa de incertidumbre a un fichaje que parecía inminente y ahora está en pausa. Toda esta confusión provoca que el entorno merengue se replantee sus movimientos y ajuste sus estrategias.
Perspectivas en el centro del campo
Con los fichajes ya cerrados de Trent Alexander-Arnold y Dean Huijsen, el foco del club se centra en reemplazar a Kroos y Modric, cuyas salidas dejan un vacío estructural en la medular madridista. El club, consciente del desafío que se avecina, no tiene prisa. Buscan el perfil exacto y esperan el momento adecuado para mover ficha.
Uno de los nombres que más seduce es el de Angelo Stiller, centrocampista de 24 años del Stuttgart. Representado por la agencia de Volker Struth, la misma que llevó la carrera de Kroos y en la que el propio mediocampista es accionista, Stiller cumple con el perfil que busca el club: inteligencia táctica, visión y buena salida de balón. Sin embargo, las negociaciones aún no han comenzado, y su reciente lesión lo ha relegado al olvido mediático en este parón internacional. Su situación contractual y su progresión podrían convertirlo en una opción silenciosa pero muy efectiva.
El otro gran candidato para el puesto es Martín Zubimendi, mediocentro de la Real Sociedad y pieza clave en el esquema de Xabi Alonso. Aunque se le ve como un excelente refuerzo para el Madrid, todo indica que el jugador ya ha fijado su mirada en el Arsenal como su próximo destino. Fuentes cercanas confirmaron que las conversaciones se han llevado a cabo, pero el presidente de la Real, Jokin Aperribay, confirmó que aún no hay nada cerrado oficialmente.
“A Martín le hemos dicho que lo piense tranquilo… Sabemos que existen varias opciones, pero no pensamos que se pueda concretar alguna a corto plazo,” comentó Aperribay. Este tipo de declaraciones solo añade un halo de incertidumbre en un ambiente ya algo convulso.
El sueño a largo plazo: Rodrigo Hernández
Más allá de los movimientos inmediatos, en Valdebebas se mira con ambición hacia el futuro. El gran sueño de la dirección deportiva es Rodrigo, actual Balón de Oro y pieza fundamental del Manchester City. Su contrato finaliza en 2027, pero se espera que el Real Madrid dé el golpe en verano de 2026. Aunque son conscientes de que la operación será compleja, el atractivo deportivo del club y el deseo del jugador de regresar a España juegan a favor de los merengues.
No se descarta, en este sentido, una contratación de transición este verano que sirva como puente hasta que Rodrigo esté disponible. Esta estrategia podría darle al equipo la solidez necesaria en el centro del campo mientras se espera la llegada de una estrella de clase mundial.
El futuro en el aire: estrategias e incertidumbres
El Real Madrid ha de equilibrar su búsqueda de un nuevo mediocentro con la necesidad apremiante de fortalecer otras áreas del campo. Las decisiones tomadas ahora pueden tener un efecto dominó en los años venideros. Además, la competencia es feroz. Con clubes de plantillas millonarias y tácticas astutas a sus espaldas, cada movimiento debe ser medido y calculado.
Las angustias en Valdebebas son lógicas. La pasión del aficionado merengue, siempre expectante ante un nuevo fichaje, transforma cada rumor en una ola de especulación. La afición no solo desea talentos, sino que anhela nombres que marquen la historia y que sean capaces de llenar el vacío que dejarán los ídolos de la reciente era dorada.
Así, en este torbellino de fichajes y decisiones estratégicas, la afición se aferra a la esperanza, a la ilusión de que el próximo fichaje sea el que lleve al Real Madrid hacia nuevas conquistas. Mientras el reloj avanza y la ventana de transferencias se estrecha, la presión aumenta. El camino hacia un nuevo capítulo está lleno de incertidumbres, pero el objetivo sigue claro: el regreso a la gloria.
