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Un naufragio histórico en Londres
El Real Madrid ha recibido esta noche un durísimo correctivo en el Emirates londinense ante un Arsenal que fue muy superior a los blancos, especialmente en una segunda parte, en la que los de Carletto naufragaron estrepitosamente. Con un resultado final de 3-0, el equipo merengue se enfrenta a una situación complicada en su camino hacia las semifinales de la competición.
Debacle madridista en la segunda parte
Lo peor iba a venir después ya que, a pesar de que Mbappé asustó a los locales con un disparo al lateral de la red nada más saltar al campo, llegó el principio del fin. A los 56 minutos, Alaba cometió una falta peligrosa en la frontal y Rice, con un golpeo extraordinario, alojó el balón por el palo más difícil, con una rosca imposible de atajar. Este gol fue un mazazo para un equipo que venía más con la idea de sobrevivir a la ida que de ir a por el partido, y el Real Madrid se cayó con estrépito a la vez que le dio alas al Arsenal.
A partir de ahí, ni un solo duelo ganado, ni un balón dividido y el Real Madrid que era incapaz de salir de su área. Solo Courtois, en modo Dios, podía evitar un desastre mayor, tal y como hizo en el minuto 66. El belga sacó una mano increíble a tiro de Martinelli, el rechace le cayó a Mikel Merino, pero su disparo, con Courtois batido, lo pudo rebañar Alaba en la línea de gol. El esférico le cayó de nuevo al delantero vasco, que lo volvió a intentar de primeras, pero esta vez se encontró con el meta madridista que, en un espectacular vuelo sin motor, logró mandar el balón a córner.
Pero donde no llegan los milagros del belga, no llega nadie. O mejor dicho, llegan los goles y así, tan solo tres minutos después, en otro lanzamiento de falta pero desde el perfil derecho, Rice volvió a alojar el balón de manera magistral en la misma escuadra izquierda de Courtois. Un palo monumental para el equipo. Pero sobre todo para Ancelotti, que permaneció impertérrito e impasible en el borde del campo, paralizado y sin capacidad de reacción.
Un primer tiempo equilibrado
El partido comenzó con un «once» más o menos esperado, destinado a aguantar de la mejor forma posible el ataque por las bandas del Arsenal. Por eso, además de poner a Fede Valverde por la derecha, Ancelotti se la jugó con Alaba como lateral izquierdo, con Rüdiger y Asencio en el centro de la defensa. Sin Tchouameni, sancionado, el centro del campo lo ocuparon Modric, Camavinga y Bellingham, con el tridente habitual en ataque.
La primera parte fue de dominio alterno, con un Arsenal que buscaba sorprender al Real Madrid, que se defendía con orden, buscando la espalda de una defensa, la del Arsenal, que estaba asumiendo demasiados riesgos. De hecho, salvo un fogonazo en los primeros minutos en forma de disparo lejano de Mbappé sin demasiado peligro y la respuesta del Arsenal, con otro lanzamiento desde la distancia de Thomas Partey, bien interceptado por Courtois, el partido transcurrió sin demasiados sobresaltos.
El equipo merengue tuvo una oportunidad clara al filo de la media hora cuando Bellingham logró traspasar la defensa local con un buen pase al espacio sobre Mbappé, que se plantó solo ante Raya. Sin embargo, como en otras tantas ocasiones esta temporada, falló lastimosamente, estrellando el esférico contra el cuerpo de David Raya. Y cuando el partido parecía que se iba a ir al descanso con un tranquilo empate a cero y sin sobresaltos, llegó el primer aviso serio del Arsenal. En el descuento, Courtois se lució con una doble parada, sacando un testarazo de Rice, primero y, acto seguido, el disparo de Martinelli, que había aprovechado el rechace de la jugada. Afortunadamente para los de Carletto, la sangre no llegó al río y los jugadores se fueron a los vestuarios sin lograr abrir el marcador.
Una imagen de impotencia
Lo peor de esta durísima derrota, que deja tremendamente complicada la clasificación del equipo blanco para las semifinales, es la imagen de impotencia y parálisis ofrecida tanto por los jugadores como por el técnico. Ancelotti fue incapaz de reaccionar desde el banquillo al aluvión de fútbol y goles que se le estaba viniendo encima. Solo Asencio y un espectacular Courtois, que evitó que la goleada fuese aún mayor, se salvaron de la quema.
El colmo de la goleada llegó en el minuto 75 cuando Lewis-Skelly asistió a Mikel Merino, que, completamente solo y de primeras, colocó el tercero con un excelente remate raso, tremendamente ajustado al palo derecho al que Courtois no pudo llegar a pesar de su estirada. Pero si eso parecía poco, el Real Madrid se castigó un poco más con la expulsión de Eduardo Camavinga en el descuento. El francés, que ya tenía una amarilla, tuvo un arranque de ira tras una falta en el centro del campo y le pegó un voleón a la pelota que le costó la segunda, por lo que se perderá la vuelta, aunque ya lo iba a hacer porque era uno de los muchos apercibidos madridistas para este partido.
El camino hacia la remontada
Ahora toca encomendarse al espíritu de las grandes noches europeas y soñar, como en tantas ocasiones, que es posible hacer lo imposible y remontar un resultado tremendamente adverso. Pero rendirse no es una opción y el madridismo lo sabe. En peores plazas hemos toreado, ¿no? El Real Madrid tiene una historia rica en remontadas épicas y, aunque la tarea es difícil, los aficionados aún creen en el poder de su equipo.
Ficha técnica del partido
Arsenal: Raya; Timber (White, ’91), Kiwior, Saliba, Lewis-Skelly; Partey, Rice (Tierney, ’80), Odegaard; Martinelli, Saka (Trossard, ’74) y Merino.
Real Madrid: Courtois; Fede Valverde, Asencio, Rüdiger, Alaba (Fran García, ’79); Modric (Lucas Vázquez, ’71), Camavinga, Bellingham; Rodrygo (Brahim, ’85), Vinicius y Mbappé.
Árbitro: Irfan Peljto (Bosnia). Amonestó a Thomas Partey por parte del Arsenal. Por el Real Madrid, expulsó a Camavinga por dos tarjetas amarillas.
