Fran Soto y el dilema del CTA: ¿una estrategia sin memoria para el futuro?

Fran Soto explora cómo el CTA se convierte en amnesia, desdibujando el pasado para moldear el futuro.

Antonio Luquero

Por Antonio Luquero

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El futuro del arbitraje en el Real Madrid

La llegada de Fran Soto al Comité Técnico de Árbitros (CTA) ha generado un revuelo en el mundo del fútbol español. Con un pasado que parece más bien un intento de ocultar lo innegable, Soto se presenta como el nuevo rostro del arbitraje, pero ¿realmente está preparado para enfrentar los desafíos que se avecinan? Su enfoque parece claro: hablar del futuro, mientras el pasado sigue pesando como una losa.

Un escándalo que no se puede ignorar

El caso Negreira ha sido uno de los mayores escándalos en la historia del fútbol europeo. Durante al menos 17 años, el FC Barcelona pagó alrededor de 8,4 millones de euros a Enríquez Negreira, el entonces vicepresidente del CTA, por “asesoramiento técnico”. ¿Qué significa esto? En términos simples, se trataba de asegurar que los árbitros supieran lo que se esperaba de ellos. Es decir, un intento de manipulación que ha dejado una estela de dudas sobre la integridad del deporte.

Fran Soto, al ser preguntado sobre este escándalo, lo minimiza con declaraciones que parecen más adecuadas para un chiste que para una respuesta seria. “¿El caso Negreira? Un caso medio puntual”, dice, como si se tratara de un error administrativo menor. Pero, ¿puede considerarse “medio puntual” el hecho de que un club haya estado pagando durante casi dos décadas para influir en decisiones arbitrales? La respuesta es un rotundo no.

La estrategia del silencio y la negación

La táctica de Soto es evidente: negar lo que no se puede ocultar y minimizar lo que es innegable. “Está judicializado”, repite, como si eso fuera suficiente para borrar el escándalo. Pero, ¿realmente es esa la solución? Los cómplices del sistema parecen estar más interesados en lavarse las manos que en buscar justicia. La falta de sanciones y la ausencia de una respuesta contundente ante este tipo de corrupción son alarmantes.

Mientras tanto, el madridismo observa con resignación. Sabe que el problema no es solo Fran Soto, sino un sistema que ha estado maquillando la corrupción con discursos de transparencia. La corrupción no necesita ladrones; se alimenta de operarios obedientes, y Soto, hasta ahora, parece ser uno de ellos.

Un futuro sin justicia es un futuro vacío

Soto quiere hablar del futuro, pero ¿qué futuro puede haber sin justicia? La idea de una refundación sin penitencia es absurda. Es como intentar limpiar un vestuario lleno de barro sin antes deshacerse de la suciedad. La historia del fútbol no se puede borrar; es un legado que debe ser enfrentado. Sin depuración, sin sanciones, no hay futuro posible.

La comparación es dura, pero necesaria: ¿qué pasaría si la Iglesia intentara resolver sus escándalos de pederastia diciendo que eran “casos medio puntuales”? La respuesta es clara: no se puede superar el trauma pintando mandalas. En el fútbol, se necesitan sanciones, depuraciones y, sobre todo, un mínimo de vergüenza.

La presión de la prensa y la opinión pública

¿Y dónde está la prensa? Muchos analistas parecen más ocupados en criticar decisiones arbitrales que en cuestionar por qué el club cliente de Negreira no ha recibido sanciones. Este silencio es preocupante, y refleja una falta de valentía para confrontar el poder. Molestar al poder es jugar con fuego, y muchos prefieren mantenerse al margen.

Desde La Liga, se amenaza con sancionar al Real Madrid por exponer las irregularidades en los arbitrajes, mientras que el escándalo de Negreira sigue sin resolverse. Es una situación absurda, donde el club más laureado del mundo se ve atacado por señalar la corrupción.

Una llamada a la acción

El madridismo no se conforma con un futuro que ignore el pasado. Exige cuentas, nombres y responsabilidades. No se puede aceptar que Negreira fuera un episodio aislado. Fue el núcleo de un sistema diseñado para favorecer a un club que ha estado operando al margen de la ética deportiva.

Soto debería empezar por dimitir. Ese sería un primer paso hacia la regeneración del arbitraje en España. Necesitamos a alguien sin vínculos ni simpatías, que no se trague sapos por mantener su puesto. La transparencia y la justicia son esenciales para recuperar la confianza en el fútbol.

El camino hacia la regeneración

No hay futuro posible sin depuración, sin transparencia y sin castigo. Mientras el CTA siga presidido por personas que niegan la evidencia, el fútbol español será una caricatura grotesca. La tragicomedia de árbitros que no pitan lo que ven y presidentes que no ven lo que pitan debe llegar a su fin.

Así que, queridos lectores, ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida. La pasión por nuestro club y la lucha por la justicia en el fútbol no cesarán. ¡Hala Madrid!

  • Antonio Luquero

    Periodista deportivo graduado en la Universidad Complutense de Madrid, Antonio es un apasionado del Real Madrid desde la era de los Galácticos. Antes de unirse a somosmadridistas.com en 2020, trabajó en As y Diario Madridista, especializándose en el análisis de LaLiga y la Champions League. Actualmente, busca conectar con los aficionados madridistas a través de artículos que celebran la historia, el presente y las promesas del club blanco.

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