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Una derrota dolorosa en Anfield
El Real Madrid ha sufrido en Anfield su tercera derrota en la presente Fase de Grupos y se despide de entrar en los octavos de final por la vía rápida. Es más, de seguir con esta tendencia, se podría incluso complicar la clasificación en la repesca, ya que actualmente ocupa la 24ª posición en la tabla con apenas seis puntos en cinco partidos (y recordemos que se clasifican los primeros 24 equipos). Esta situación pone de manifiesto la necesidad urgente de un cambio de rumbo en el equipo.
Una primera parte que prometía
El partido comenzó con un dibujo táctico muy similar al planteado por Ancelotti en Leganés, que había dado tan buen resultado. Las únicas novedades fueron los cambios de Mendy por Fran García en el lateral izquierdo y de Modric por Ceballos en la medular, donde repetía titularidad el turco Arda Güler. Por su parte, Brahim entraba por el lesionado Vinicius como pareja de Mbappé en punta.
A pesar de las bajas, el Real Madrid mostró una imagen seria y compacta en la primera mitad. Liderados por un Camavinga espectacular, los blancos apretaron las líneas y aunque no dominaron el partido, lograron rebajar la tensión y el ritmo del juego. El Liverpool tuvo la posesión, pero sin provocar daños relevantes. El primer tiro a puerta del Real Madrid llegó en el minuto 20, cuando Camavinga fue derribado en la frontal, pero el lanzamiento directo de Güler se marchó ligeramente alto.
Un inicio complicado
Sin embargo, el partido no pudo empezar peor para los blancos. Cuando apenas se llevaban cinco minutos disputados, un despistado Mbappé perdió un balón en la zona de tres cuartos del Liverpool, que rápidamente montó una contra espectacular que acabó con un disparo cruzado de Darwin Núñez que rechazó abajo Courtois. La mala suerte quiso que el rebote impactase contra las botas de Asencio, pero el canterano, en un alarde de rapidez y oficio, se rehízo y sacó el balón sobre la línea cuando ya se cantaba el primer tanto.
Desde ese momento, el partido pareció controlado para los blancos, que, salvo un par de sustos del Liverpool, no vio peligrar más su portería. Sin embargo, la falta de efectividad en ataque se hizo evidente, y aunque el equipo se mostró sólido, el marcador seguía en cero.
Un giro inesperado en la segunda parte
La segunda parte, sin embargo, tuvo un cariz francamente diferente para ambos equipos. El Liverpool arrancó con muchas ganas, mordiendo en cada intento de salida de balón madridista, obligando a los blancos a tocar y tocar atrás. A los cinco minutos de la reanudación, el Liverpool avisó seriamente con un espectacular remate de cabeza de Bradley que sacó Courtois con otra gran parada.
Aquello fue el preludio de lo que estaba por venir. En el minuto 51, una cómoda pared entre Bradley y Mac Allister, pésimamente defendida, permitió al argentino llegar al área y batir a Courtois con un tiro cruzado, haciendo imposible su estirada. Para colmo de males, un par de minutos más tarde, el mejor jugador madridista hasta ese momento, Eduardo Camavinga, se tiró al suelo con evidentes gestos de dolor, llevándose la mano a la parte trasera de su muslo izquierdo y no pudo seguir.
La frustración de Mbappé
Lo más preocupante fue el estado de Mbappé, del que se esperaba que ofreciese su mejor cara. Sin embargo, solo vimos a un jugador errático, fallón y lento. No solo falló un penalti que pudo haber cambiado el rumbo del equipo, sino que además ofreció una imagen paupérrima, triste, de un jugador cabizbajo cuyo bloqueo mental le está impidiendo ser la estrella mundial que fue y, sin duda, es.
Tras el gol del Liverpool, Ancelotti realizó una doble sustitución, cambiando al lesionado Camavinga por Ceballos y a un apagadísimo Güler por Lucas Vázquez. Curiosamente, a partir de ese momento, el Madrid dio un paso al frente y empezó a asomarse tímidamente por territorio red. En el minuto 57, el Real Madrid tuvo una oportunidad clara de empatar cuando Lucas Vázquez fue derribado dentro del área, lo que resultó en un penalti.
Oportunidades perdidas
Kylian Mbappé se encargó del lanzamiento, y aunque esta era su noche (o al menos, debería serlo), su tiro fue flojo y mal colocado, siendo fácilmente desviado por Kelleher. Un duro golpe para el francés y para el equipo que volvió a perder el sitio en el campo. En el minuto 68, el Liverpool tuvo otra oportunidad desde el punto penalti, pero Salah lanzó el balón directamente fuera, tras rozar levemente el palo derecho de Courtois.
A pesar de tener una «vida extra», el Real Madrid no supo aprovecharla. El Liverpool, que seguía desatado, sentenció el partido en el minuto 75 con un gol de Gakpo, quien remató plácidamente de cabeza tras un gran centro lateral de Robertson. A partir de ahí, el Madrid intentó maquillar el resultado, pero no logró concretar sus escasas oportunidades.
El camino hacia la repesca
Ahora, con solo tres partidos por delante, lo que queda son auténticas finales. Dos de ellas serán fuera de casa, siendo la más complicada la visita a Bérgamo ante un Atalanta en estado de gracia, además de otra salida ante el Brest, equipo revelación del campeonato. Entre medias, Carletto recibirá al RB Leipzig en el Bernabéu.
Puntuar en todos ellos es vital si el Real Madrid quiere asegurar su puesto, al menos en la repesca de febrero. La afición espera una reacción contundente del equipo, que necesita recuperar la confianza y la efectividad en el juego. La temporada aún tiene mucho que ofrecer, y el Real Madrid debe levantarse para seguir luchando por sus objetivos.
Ficha técnica del partido
Liverpool: Kelleher; Bradley (Joe Gomez, ’87), Konaté, Van Dijk, Robertson; Gravenberch, Mac Allister, Jones (Szoboszlai, ’83); Salah, Luis Díaz y Darwin Núñez (Gakpo, ’67).
Real Madrid: Courtois; Valverde, Asencio, Rüdiger, Mendy (Fran García, ’71); Camavinga (Ceballos, ’56), Modric (Endrick, ’79), Güler (Lucas Vázquez, ’56), Bellingham; Brahim y Mbappé.
Árbitro: François Letexier. Por el Liverpool amonestó a Darwin Núñez, Gravenberch y Mac Allister, mientras que por el Real Madrid mostró amarillas a Asencio, Mendy, Ceballos y Endrick.
