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Un triunfo valioso en Anoeta
El Real Madrid ha dado un importante paso adelante para estar en la Final de la Copa del Rey al imponerse a domicilio a la Real Sociedad por 0-1 gracias a un solitario gol de Endrick, aunque dispuso de ocasiones para haber sentenciado la eliminatoria. Ahora toca esperar más de un mes para la vuelta, que se jugará en el Bernabéu el próximo 1 de abril.
La intensidad del encuentro
Con un Real Madrid repleto de bajas por distintas causas (recordemos que no viajaron ni Courtois ni Valverde ni Mbappé), Ancelotti se animó a rotar y puso de inicio un «once» nada usual, con Lunin bajo los palos. Pero sorprendió a todos alineando a Asencio en el lateral derecho, como ya hizo en Valladolid, con Rüdiger y Tchouameni de centrales y Fran García en el lateral izquierdo. Camavinga, Ceballos y Bellingham integraron la medular y Arda Güler, Endrick y Vinicius, que estrenaba capitanía, completaron la tripleta atacante.
El partido arrancó con una Real Sociedad muy presionante arriba, fruto de lo cual llegó la primera ocasión a los tres minutos cuando Kubo robó ante Camavinga y, tras tirar una buena pared con Brais Méndez, se plantó ante Lunin y le intentó batir por abajo, pero el meta ucraniano, bien colocado, acertó a desviar el balón a córner. Instantes después, el propio Kubo -muy impertinente y quejoso toda la noche- intentó forzar un penalti al dejarse caer delante de Rüdiger, simulando un derribo por parte del alemán que nunca se produjo.
Un gol que marca la diferencia
Y con el partido jugándose con bastante intensidad, especialmente por el equipo txuri-urdiñ, que no dudaba en recurrir a las faltas para tratar de cortar las transiciones madridistas, llegó el minuto 18. En ese momento, tras una recuperación en defensa de Vinicius, Bellingham recogió el esférico casi en el centro del campo y le regaló un pase de más de 30 metros a la espalda de la defensa a Endrick. El brasileño, en un movimiento extraordinario, se acomodó el cuero con un control orientado y ante la salida de Remiro, le batió con un durísimo zurdazo.
El gol no llegó a hundir a los de Imanol, pero sí rebajó varios grados la temperatura del partido, que empezó a ser más del Madrid. Sin embargo, la Real estuvo a punto de lograr el empate en el minuto 26 cuando Oyarzábal, desde el punto de penalti, no acertó a empalar el balón tras un buen pase filtrado de Brais Méndez y Lunin, de nuevo, estuvo atento para atajar la pelota. Respondió de inmediato el Real Madrid y Vinicius, tan solo un minuto más tarde, pudo haber sentenciado a pase de Bellingham, pero su disparo lo mandó Remiro a córner con una magnífica mano abajo.
En el minuto 34, Vinicius reclamó un penalti por un posible derribo de Aihen, pero ni Sánchez Martínez ni Trujillo Suárez apreciaron nada punible en el lance. En el tercio final de la primera mitad, Barrene puso varias veces a prueba a Asencio, al que superó con cierta facilidad, provocándole incluso una amarilla. El mejor momento de ese duelo llegó en el minuto 42 con un espectacular disparo del donostiarra desde el vértice derecho del área madridista que obligó a Lunin a lucirse de nuevo con una gran parada.
Momentos de tensión en Anoeta
Entonces llegó el momento más amargo de la noche cuando Vinicius, en calidad de capitán del Real Madrid, se dirigió a Sánchez Martínez para hacerle ver que desde la grada se estaban profiriendo gritos como «Asencio muérete» y «Asencio violador», provocando que se parase el partido. Se activó el protocolo correspondiente para este tipo de incidentes y una vez que, desde la megafonía, se pidió al público asistente que cesase ese tipo de cánticos y se calmaron los ánimos, se reanudó el encuentro, que llegó a su final en su primer acto tras casi cinco minutos de prolongación, no sin antes un buen susto para el Real Madrid.
En el descuento, un gran centro desde el perfil izquierdo por parte de Barrene lo remató de cabeza Oyarzábal a bocajarro, pero Lunin, como si se tratase de un portero de balonmano, repelió el balón. El rechace le cayó a Kubo, quien, casi sin ángulo, intentó sorprender al ucraniano que, de nuevo muy bien colocado, mandó el balón a córner.
Segunda parte con menos emoción
Tras el descanso, pudo sentenciar el Real Madrid, pero le faltó una pizca de suerte. A los cinco minutos de la reanudación, y en una jugada casi calcada a la del gol madridista, Vinicius vio adelantado a Endrick, quien, tras acomodarse el esférico, armó la pierna izquierda y no se lo pensó dos veces, pero su disparo se estrelló contra el larguero de Remiro, que fue el mejor jugador donostiarra de la segunda parte.
Con los jugadores de la Real visiblemente cansados e incapaces de mantener el ritmo de la primera parte, el partido cayó en intensidad, ya que el Real Madrid, cada vez más asentado en el campo, se hizo con el balón y con el control del partido. Salvo un pequeño sobresalto provocado por una mala entrega de Fran García hacia atrás, que no supo aprovechar Oyarzábal y que acabó en un disparo lejano de Kubo invalidado por fuera de juego del delantero de Eibar, lo cierto es que la Real Sociedad apenas inquietó a Lunin en este período.
En los últimos minutos llegaron las mejores ocasiones madridistas para haber cerrado definitivamente el partido, pero Remiro lo impidió con varias acciones de auténtico mérito. La primera, en el minuto 81, cuando sacó de forma casi milagrosa un disparo de Bellingham desde la frontal que había desviado Zubeldia. Y cinco minutos más tarde, el portero txuri-urdiñ se volvió a lucir con una impresionante mano arriba para desviar a córner un gran lanzamiento de Bellingham desde fuera del área.
La lesión de Ceballos y el final del partido
Y cuando el partido parecía acabar plácidamente para el Real Madrid, ya en el descuento llegó la jugada desgraciada del encuentro, cuando en la disputa de un balón entre Ceballos y Kubo, la pierna derecha del utrerano chocaba con la del japonés, haciendo un movimiento extraño, mientras que la izquierda, la que realmente sufrió la lesión, realizó una extensión inadecuada.
Lo feo del caso no fue que la Real prolongase la jugada mientras que Ceballos se retorcía de dolor sobre el césped, sino que, cuando Sánchez Martínez paró el juego para que el jugador del Real Madrid pudiese ser atendido, el árbitro fue objeto de una auténtica bronca no sólo desde la grada, sino de los propios jugadores blanquiazules, especialmente de un desbocado Oyarzábal en el banquillo, acusando al utrerano de simular una lesión para perder tiempo.
Qué más hubiese querido Ceballos que aquello hubiese sido una mera obra de teatro, porque le fue imposible abandonar el campo por su propio pie y tuvo que hacerlo apoyándose en dos miembros del cuerpo médico y ante evidentes gestos de dolor. El partido llegó a su fin con el enésimo piscinazo de Kubo en el área madridista, buscando el milagroso recurso del penalti injusto en el último minuto, pero no coló y el encuentro, tras más de cinco minutos de prolongación, llegó a su fin.
Ficha técnica del partido
Real Sociedad: Remiro; Aramburu, Zubeldia, Aguerd (Elustondo, ’77), Aihen (Javi López, ’84); Zubimendi, Brais, Sucic (Marín, min.65); Kubo, Oyarzábal (Oskarsson, ’77) y Barrenetxea (Becker, ’65).
Real Madrid: Lunin; Asencio (Lucas Vázquez, ’46), Tchouameni, Rüdiger, Fran García; Güler (Rodrygo, ’84), Camavinga (Mendy, ’88), Ceballos, Bellingham; Endrick (Alaba, ’72) y Vinicius (Brahim, ’84).
Árbitro: Sánchez Martínez (Col. Murciano). Amonestó a Asencio y a Lucas Vázquez por el Real Madrid.
